Hay quienes contemplan la historia de la Universidad de Puerto Rico (UPR) como una línea estática y sobre todo, sencilla. Sin embargo, cada dependencia del primer centro docente del País tiene su propio relato. Es por tal razón que, el doctor Caleb González, oftalmólogo, decidió enmarcar en un libro el proceso de creación de la Escuela de Medicina de la UPR.
Creación de la Escuela de Medicina de la Universidad de Puerto Rico es el título que González le dio a su obra, que fue presentada el día de ayer en el Recinto de Ciencias Médicas de la UPR. En un aparte con Diálogo, el galeno compartió los pormenores de su libro y su experiencia siendo egresado de la primera clase graduanda de esta escuela.
De acuerdo al oftalmólogo, su principal motivación para redactar el manuscrito fue la falta de documentación acerca de lo que considera una institución histórica para el campo de la salud en Puerto Rico. Durante su investigación, el doctor tuvo que acceder a los archivos de la Universidad de Michigan, la Universidad de Columbia, la Universidad John Hopkins y la Universidad de Yale. Estas instituciones tienen secciones completas de la historia de la medicina alrededor de los Estados Unidos. En Puerto Rico, la documentación que pudo recopilar fue mínima.
“Todo comenzó hace diez años, cuando vine a ofrecer un discurso en la conmemoración de los 50 años de la primera clase graduanda de la Escuela de Medicina de la UPR. Muchos comentaban que no conocían la mayoría de las cosas que dije allí”, relató González.
Según el médico, era el año 1943 cuando el licenciado Jaime Benítez, rector de la UPR en aquel momento, concibió la idea de establecer un centro de enseñanza para la medicina en la Isla. Para lograrlo, tuvo que enfrentar no tan solo los vaivenes políticos, sino también la oposición de la academia puertorriqueña, quienes pensaban que el País no estaba preparado para tener su propia escuela de medicina.
El libro relata que los principales opositores del establecimiento de la Escuela de Medicina lo fueron el último gobernador puertorriqueño nombrado por el gobierno estadounidense, Jesús T. Piñero y el cuerpo de profesores de la Escuela de Medicina Tropical. Esta última fue un centro de enseñanza postgraduada para médicos – que se formaban fuera de la Isla – y enfermeras que deseaban tener especializaciones en el tratamiento de enfermedades originadas en el trópico.
El gobernador Piñero deseaba que una escuela de medicina polaca se estableciera en el País, y el claustro de la Escuela de Medicina Tropical temía por el desplazamiento de su institución. Benítez, sujeto a su visión, decidió continuar y buscó el apoyo de la Universidad de Columbia en Nueva York.
“Quién fundó la Escuela de Medicina de la UPR fue el doctor Harold W. Brown. A él lo nombraron en la Universidad de Columbia para que ayudara a don Jaime porque aquí nadie quería darle la mano”, añadió González.
Luego de un arduo trabajo de análisis y planificación, en el año 1949 el Senado de Puerto Rico, con 10 votos a favor y 9 en contra, permitió la creación de la Escuela. Ese mismo año el gobernador Luis Muñoz Marín firmó el proyecto, y en el 1950 abrió sus puertas a 50 estudiantes, entre los que se encontraba el doctor González.
Según el médico, la Escuela de Medicina de la UPR hizo historia. Entre los primeros estudiantes aceptados se encontraban 8 mujeres, así como personas de distintas clases raciales. “En aquel tiempo para que te aceptaran en una escuela de medicina en Estados Unidos tenías que ser blanco. Por eso todos estaban mirando lo que se hizo aquí. La gente pensaba que las mujeres que entraron a la Escuela luego de graduarse no iban a ejercer, que se iban a quedar cuidando a sus hijos en la casa, pero no fue así”.
Ser parte de la primera clase
Fue en el 1954 cuando González se graduó de la Escuela de Medicina. Lo recuerda como si fuese ayer. El doctor, no deja de pensar en el impacto social que fue la creación de este centro docente.
“Yo fui aceptado en una escuela de medicina en los Estados Unidos, pero no tenía el dinero para ir. Así que cuando vi en la prensa que estaban haciendo entrevistas para entrar a la escuela de medicina de aquí, decidí ir y me aceptaron rápido porque vieron que afuera me habían ofrecido admisión. Para mí, una persona que no tenía los recursos para estudiar afuera, fue tremendo. Me ofrecieron una beca, hospedaje y todo”, agregó el galeno.
Luego de terminar su formación general en Puerto Rico, González fue reclutado para prepararse como cirujano de aviación por el ejercito de los Estados Unidos. Al salir del ejército, se preparó como oftalmólogo. Entre su contribución a la medicina se encuentran la realización de varios procedimientos quirúrgicos y estudios que datan un precedente importante para esta área de la medicina. Además, ha sido el único puertorriqueño en ser reclutado como profesor permanente de esta disciplina en la Universidad de Yale, en donde ayudó a crear la primera clínica de oftalmología pediátrica.
Entre sus contribuciones a su alma máter, se encuentra la misma hazaña que estableció en Yale, la creación de la primera clínica de oftalmología pediátrica, pero en esta ocasión, en la Isla. También, fue profesor por varios años en la Escuela de Medicina y realizó una labor social encomiable, ofreciendo servicios de medicina a comunidades desventajadas del País.
González no deja de sentirse orgulloso de haberse graduado de la UPR. Su interés es continuar salvando la historia de su tan amada Escuela de Medicina y dejar en las manos futuras un legado de gran valor social. Finalmente, el doctor recuerda con cariño todo el conocimiento que obtuvo en sus años de estudio en la Isla, sobre todo, cuando don Jaime Benítez le dijo que como graduado de la Escuela de Medicina de Puerto Rico, en cualquier lugar que se encontrara, tenía que ser “la mejor representación”.