Hace 65 años, el pueblo de Puerto Rico, por medio de su institución académica más importante, la Universidad de Puerto Rico, resolvió que la salud debía ser una de sus prioridades más importantes. El rápido proceso de industrialización que vivía el país en aquel momento, el cual sacó abruptamente de la pobreza a un gran número de puertorriqueños, no podía darse a la escala que se pretendía si no se atendía de forma definitiva la salud básica de la población. Era imposible crear una masa crítica de trabajadores diestros o semi-diestros si dichos trabajadores carecían de la salud mínima. De modo que la salubridad debía atenderse a la par con los planes de industrialización que se confeccionaban para el país, y en dicho plan de atender la salud de los puertorriqueños la Universidad de Puerto Rico jugó un papel central.
Fue a través de su entonces Rector y luego primer Presidente, don Jaime Benítez, que esta necesidad de atender de inmediato la salud de los puertorriqueños se trasladó a la Universidad. Así, comenzó a tomar forma definitiva la idea de fundar una institución destinada a preparar y formar a los médicos y profesionales encargados de llevar a cabo la gran transformación en la salud pública necesaria.
La Escuela de Medicina fue la concreción de esa idea. A través de ella, don Jaime tradujo en acción los planes macro del país, y no sólo en lo que respecta a la educación superior, como todos conocemos, sino también, como en este caso, en lo que respecta a la salud de los puertorriqueños.
El vasto sistema de salud pública integrada que se estableció a través de todo Puerto Rico durante este periodo, y el sistema diseñado por el doctor Arbona años después, hubieran sido impensables sin el involucramiento directo de esta Escuela de Medicina en el proceso de suplir los médicos y el personal de la alta calidad que exigía un sistema cada vez más abarcador. Desde entonces, la Escuela de Medicina tiene un sitial de excelencia y de prestigio que se mantiene a lo largo de los años. Podemos decir sin temor a equivocarnos que casi todos los puertorriqueños le debemos nuestra salud de una forma u otra a la enseñanza y la preparación impartida en esta institución académica puertorriqueña.
En este caso, como en tantos otros, don Jaime demostró no sólo la misma capacidad visionaria respecto al componente educativo en cada una de las fases de la construcción social, sino que demostró también tener la voluntad y el empuje para llevar al plano de la realidad lo que se mueve en el plano de las ideas.
Hoy por hoy, la Escuela de Medicina que a instancias suyas se fundara, es una de las más importantes y fructíferas inversiones que hace el pueblo de Puerto Rico en su salud, y de las instituciones públicas que mayores efectos positivos tiene en su calidad de vida.
A estos efectos, también la Escuela jugará un papel principal en la resolución de la crisis socio-económica que hoy enfrentamos como pueblo. Los cambios que se han dado a lo largo de los años en el sistema de salud pública, y los resultados que hemos obtenido con dichos cambios, hacen evidente que una nueva transformación de fondo, como la llevada a cabo en aquellos tiempos cuando esta escuela fue fundada, hacen falta ahora si queremos ofrecerle a nuestro pueblo los servicios de salud que se merece. Cambiar el paradigma de la medicina diagnóstica a la medicina preventiva será fundamental para el futuro de la salud en Puerto Rico, y este cambio de paradigma no es solo conveniente sino necesario para disminuir los gastos del gobierno en la salud del pueblo.
Nos encontramos en una gran encrucijada como pueblo, tan crucial para nuestro futuro como en el momento cuando esta escuela se fundara. Requiere de nosotros, y sobre todo de ustedes, los componentes de la Escuela de Medicina de la Universidad de Puerto Rico, poner todo su intelecto y sus capacidades al mejor servicio del pueblo, y en función de una transformación cabal de la salud pública de manera que sea más accesible para pueblo y menos oneroso para el Gobierno.
Felicito al decano de esta escuela, doctor Edgar Colón, a toda la facultad docente y no docente, a todo el estudiantado y los exalumnos, por 65 años de bien merecido prestigio, por 65 años de formación de la mayor parte de los médicos del país, y por 65 años de un proceso de llevar la salud de los puertorriqueños al nivel de la civilización a la cual aspiramos.
Muchas gracias.
Mensaje del Presidente de la Universidad de Puerto Rico
Dr. Uroyoán R. Walker Ramos
Gala en memoria de Don Jaime Benítez
65 años Escuela de Medicina UPR
sábado, 24 de octubre de 2015