La ginecóloga oncóloga puertorriqueña Teresa Díaz Montes está al mando del primer estudio que se realiza en Estados Unidos utilizando quimioterapia hipertérmica como manejo inicial de pacientes con cáncer de ovario, trompas de Falopio o peritoneo primario.
Como directora asociada del Lya Segall Ovarian Cancer Institute, adscrito al Mercy Medical Center, en Baltimore, Maryland, Díaz Montes inició el estudio hace apenas un año, por lo que aún “es muy temprano para dilucidar resultados”.
Explicó, sin embargo, que a todas las pacientes que cualifican se les realiza la cirugía de citorreducción cirugía de citorreducción, entiéndase remover todo el cáncer visible, que es el tratamiento de elección. Luego, al grupo experimental se le administra quimioterapia hipertérmica por 90 minutos durante la cirugía; estas pacientes después van a ser tratadas con quimioterapia intravenosa. El grupo control recibirá quimioterapia intraperitoneal, entiéndase colocar un catéter en el abdomen, que es lo que se considera el tratamiento de elección y se administra luego de la recuperación de la cirugía.
“Los estudios realizados en Estados Unidos han demostrado que aunque la quimioterapia intraperitoneal es la que se debería considerar como tratamiento de elección, es un número limitado de pacientes las que reciben el tratamiento. Ya que solo un grupo pequeño de pacientes recibe el tratamiento de elección, el propósito de nuestro estudio es evaluar el uso de otras terapias regionales en el manejo inicial de cáncer de ovario”, dijo Díaz Montes, de 42 años y natural de San Juan.
“Este tipo de cirugías son sumamente complejas y no se pueden realizar en cualquier hospital. Se requiere de un nivel alto de entrenamiento y nuestra institución es una de las pocas en el mundo que puede manejar la complejidad de estos casos”, explicó, al destacar que además de ser directora asociada del Lya Segall Ovarian Cancer Institute, se desempeña como ginecóloga oncóloga en el Mercy Medical Center y elAnne Arundel Medical Center. Este último está ubicado en Annapolis, también en Maryland.
Díaz Montes tiene un bachillerato en biología del recinto de Río Piedras de laUniversidad de Puerto Rico (UPR), un doctorado en medicina del recinto de Ciencias Médicas de la UPR, una residencia en obstetricia y ginecología del Hospital Universitario, una subespecialidad en ginecología oncológica de Johns Hopkins Medicine, y una maestría en salud pública de la Bloomberg School of Public Health, también de Johns Hopkins.
Sobre el Lya Segall Ovarian Cancer Institute, contó que se creó para concentrar esfuerzos en el manejo de cáncer de ovario. Es un centro único en su clase, dijo, que se caracteriza por tener lo último en tecnología, pero lo que lo hace “aún más especial” es que el enfoque está centrado en la paciente. El centro provee la oportunidad de hacer a la paciente partícipe de su cuidado, al igual que provee oportunidades para la educación.
“Mi rol es concientizar a las pacientes de que el cáncer de ovario puede ser manejado en centros de excelencia por cirujanos y grupos de trabajo especializados en esta condición. Los estudios han demostrado que pacientes que reciben cuidados en centros especializados tienden a tener una mejor sobrevida a esta enfermedad. Mi rol es desarrollar el área de investigación dentro del centro”, indicó Díaz Montes, quien también tiene protocolos con sus colegas de ciencias básicas tratando de elucidar patrones para poder identificar resistencia a la quimioterapia, así como maneras de poder detectar el cáncer de ovario con el uso de simples pruebas. “Actualmente no hay ninguna prueba que ayude en el diagnóstico temprano de cáncer de ovario”, expuso.
Díaz Montes es, además, la directora del programa de apoyo al paciente conocido como “Woman to Woman”. En Estados Unidos solo existen 16 centros que proveen este tipo de servicio, y el Mercy Medical Center es el primer hospital de comunidad que ha sido elegido como sede para desarrollarlo. El programa, agregó, pudo comenzar gracias a un “grant” (subvención) de la Ovarian Cancer Research Foundation.
“El programa se caracteriza en parear pacientes recién diagnosticadas con cáncer ginecológico con pacientes que ya han pasado por el proceso de tratamiento y son consideradas sobrevivientes. Este tipo de apoyo disminuye el riesgo de depresión, ansiedad y mejora la calidad de vida de la paciente. Yo realicé este tipo de pareos a menor escala publicando los resultados en un ensayo. Comenzamos el proyecto hace unos cuatro meses y ya hemos logrado completar unas ocho parejas. Tenemos en lista varias personas que se han ofrecido a colaborar para ser mentoras”, contó, y recalcó que el proceso de formar parejas es meticuloso, pues se trata de hacer una asociación que sea “la más perfecta” para que la relación sea beneficiosa para ambas partes.
Por último, Díaz Montes también colabora en investigación a nivel de salud global, específicamente con la fundación Partners for Cancer Care and Prevention, donde es miembro de la junta de directores. Aquí, su trabajo está enfocado en mejorar el acceso que tienen las mujeres en recibir cuidado cuando son diagnosticadas con cáncer cérvico-uterino, al igual que fomentar la educación a la paciente y al personal médico sobre el manejo de condiciones premalignas y malignas del cuello uterino. Su trabajo principal está localizado en Cali, Colombia.
“Desarrollé un programa de telemedicina enfocado en cáncer cérvico-uterino gracias a un ‘grant’ de la American Society of Clinical Oncology.
Actualmente, estamos desarrollando un programa de entrenamiento en principios básicos de manejo de pacientes de cáncer de mama y cérvico-uterino. Deseo continuar desarrollando programas para mejorar la calidad de salud relacionado a cáncer cérvico-uterino a nivel de América Latina. El cuidado y manejo de cáncer en ciertas zonas de América Latina está muy rezagado y debemos unir esfuerzos para, al menos, proporcionar los cuidados básicos. El trabajo que actualmente realizo en Cali se podría trasladar a otros escenarios similares. Me encantaría también trabajar el tema de cáncer en la comunidad latina que reside en Estados Unidos”, manifestó.
Antes de desempeñarse como directora asociada del Lya Segall Ovarian Cancer Institute, Díaz Montes trabajó por siete años en Johns Hopkins Medicine donde fue facultativa hasta alcanzar el grado de catedrática asociada. Allí, tuvo la responsabilidad de entrenar a futuros ginecólogos oncólogos y a residentes de ginecología y obstetricia. Además, fue la directora del área de quimioterapia dentro de la división de ginecología oncológica, donde estaba a cargo de supervisar todos los tratamientos de quimioterapia que se administraban; y trabajó en la creación de un programa de preservación de fertilidad junto a sus colegas de infertilidad. Durante su tiempo en la academia, realizó cerca de 50 publicaciones, 14 capítulos en libros de especialidad y un libro dedicado al cáncer uterino.
Díaz Montes, quien ha recibido múltiples reconocimientos y recientemente fue seleccionada como una de las 50 mujeres a ser seguidas por “The Baltimore Sun” debido a su ejecutoria y dedicación al campo de la ginecología oncológica, aseveró que “me encantaría hacer ciencia en Puerto Rico”, pues entiende que el País cuenta con el talento para desarrollar programas como los que dirige en Maryland. “Me encantaría aportar en la educación de la futura generación de médicos en el área de la ginecología”, concluyó.
Por: Gerardo E. Alvarado León – http://www.elnuevodia.com