Detrás de un diagnóstico de una artritis reumatoide se escondió una enfermedad neurológica progresiva con un pronóstico de vida no favorable para quien la desarrolla.
Se trata de una Esclerosis Lateral Amiotrófica (ELA), enfermedad caracterizada por la pérdida de las motoneuronas, células nerviosas asociadas al control de movimiento de los músculos que se encuentran en el cerebro y médula espinal.
El ELA incapacita al paciente y en muchos casos, progresa de manera rápida hasta provocar la muerte.
Esta afección neurológica fue el diagnóstico final para un paciente que fue tratado en un principio con medicamentos para la Artritis Reumatoide (AR) seronegativa, según relató a la Revista de Medicina y Salud Pública (MSP) el doctor Víctor José Cardona Velez, anestesiólogo del Recinto de Ciencias Médicas (RCM) y médico internista.
Los medicamentos para su tratamiento fueron Metotrexato y prednisona prescritos por dos años consecutivos. El paciente llegó con dificultad al hablar al consultorio del Dr. Cardona y se pensó que pudiera ser un efecto secundario de una anestesia local debido a un procedimiento dental que se le había realizado.
Un CT Scan de la cabeza de paso reflejó un quiste aracnoideo (bolsas llenas de líquido cefalorraquídeo) de amplio tamaño en el cerebro, pero tampoco figuró como efecto secundario a la misma anestesia aplicada en el procedimiento dental.
“El paciente siguió con dificultad para mover la lengua y tinnitus (ruidos en el oído sin una fuente sonora externa) y fue referido al Recinto de Ciencias Médicas para evaluación neurológica. Se le detuvieron también los medicamentos contra artritis para la artritis reumatoidea por una semana”, continuó.
No obstante, el paciente comenzó con síntomas clásicos como la dificultad al caminar marcada, movimientos involuntarios, dificultad al comer alimentos sólidos, todos asociados al ELA, según validado los neurocirujanos.
“Fue una Esclerosis Lateral Amiotrófica enmascarada quizás por un tratamiento aplicado erróneamente por parecer artritis reumatoidea en el momento en que fue evaluado por un reumatólogo. Hay que enfatizar que muchos síntomas pueden parecer un diagnóstico y no nos podemos limitar a un solo diagnóstico. Hay que consultarlo con varios especialistas y tomar en cuenta distintas muestras de laboratorios para estar seguro sobre el diagnóstico final y su tratamiento”, demandó el anestesiólogo.
Solo el 10% de los pacientes con ELA generalmente pueden sobrevivir 10 años o más y afecta más a los hombres.